6 jul 2016

Reflexiones sobre Minecraft (y más allá)...

Yo lo de los juegos de computadora lo tenía bastante abandonado. Nunca fui muy bueno en ninguno de ellos, y solía cansarme rápido por una falta de constancia endémica en mi ser, o bien quedarme atascado en alguna fase cuyo truquito no alcanzaba a descubrir... Pero bueno, como buen amante de la máquina nunca dejé de sorprenderme y lo cierto es que un buen consejo, nada mas adquirir tu nuevo pepino (entiéndase una máquina con alta capacidad de procesado), era el de instalar un juego “de última generación” y comprobar si y cuanto rascaba, por ejemplo, la tarjeta gráfica en los momentos de máxima acción, el procesador a la hora de calcular los movimientos, o cosas así. Imagino que aún lo sigue siendo pues las máquinas de los gamers están diseñados para tal efecto, aunque puedan desempeñar muchas otras tareas.
 
Al principio importé la negrita en obsidiana, y era tan grande que si la ponía de pie no cabía... Al importarla bajo el nivel del mar se comio parte del mismo...
Mis vagos recuerdos del GTA (en su versión del cretásico) eran los de simplemente disfrutar conduciendo por los escenarios renderizados en lo que, tras unas cuantas vueltas te acababas conociendo “como la palma de la mano”... Gracias a mi amigo, que compartía la sesión y que sí cumplía las misiones, podía ir disfrutando cada vez de mas vehículos: motos, falúas, helicópteros… Cuando querías un modelo concreto de coche, lo que tenías que hacer era mirar, quitar la mirada y volver a mirar el cruce, y así hasta que aparecía o que querías. El juego no tenía continuidad en la acción, eso ya vendría mas adelante,  y para cada percepción del jugador, o a donde miraba, se generaba una situación nueva, una historia diferente.

Este es el interfaz de MCEdit. Un programa que para mi simple fin -importar y escalar un objeto tridimensional para posteriormente jugar sobre el- fue perfecto. Un poco sobrecagado, pero es lo que tiene estar en el límite del delicado equilibrio entre software y hardware.
No jugaba mucho, pero no me dejaba de fascinar. Imaginaba lo imaginable. Second Life ya me había permitido comprender como el espacio real, es decir, máquinas encendidas funcionando como servidores, era equivalente al espacio virtual, entendiendo éste como un lugar donde “construir tu casa”, tal y como se ofrecía y se ofrece comercialmente el asunto, y mucho mucho mas…también fue -creo- la primera vez que oí hablar de dinero digital o electrónico, los famosos linedns o algo así… Nunca profundicé mucho en mis investigaciones personales la verdad.

Al final, la negrita a una escala menor y en piedra, volando sobre el océano de un Mundo Nuevo. Quedé tan contento con el resultado.

En fin, ahora, por circunstancias que me son del todo ajenas, me veo en la tesitura de disponer de un perfil para jugar a Minecraftpor mí pago”. Porque sí, este juego sabe lo que se juega e identifica a cada usuario con un correo electrónico y alguna forma de pago, como 20 euros por barba, al menos por el momento en el cual yo me “subscribí al servicio” (¿será esto acaso Software as Service o el famoso SaS?...). Por otro lado la cantidad de servidores y mods (parece ser pues yo no he estudiado estos menesteres) conforman per-se una inmensidad donde una verdadera matriz (o matríx) de posibilidades nos muestra la pequeñez de nuestras acciones en el universo digital.
Que elegancia, que porte... aún en cuadraditos pixelados...
Feliz y contento me puse a jugar en lo que era para mi la primera experiencia de “juego abierto” o sandbox que con tal nombre alguna vez participé. Al principio no comprendía nada. Ahora tampoco, pero algo mas voy viendo… Veo que en este juego puedes “hacer lo que quieras”, en el sentido de jugarlo como una aventura de supervivencia, o como una de exploración, o como un lugar para construir, o todo a la vez… Veo también que lo de usar la “estética de cubitos” sirve para poder procesarlo todo, simplificando los cálculos de esta realidad virtual… ¿no es así? Pasto de psicoanalista...

Atardecer junto a la gran esfinge africana
Ni corto ni perezoso instale el servidor disponible como binario en GNU-Linux, encontré un truquito que ni me molestaré en explicar pues al poco de usarlo “lo corrigieron”, un truco que me permitía jugar con varios usuarios “a mi cuenta”, cambiando el display name y “engañando a la máquina”… not any more. “Rispónsibol disclousur”, dicen... Aquí el que no corre, vuela. Me gusta el juego. No me gusta pagar por usar un programa. Sí me gustan los usuarios genéricos y compartidos. Yo solo quería hacer mis pruebas, y me gustaría poder jugar con varios perfiles a la vez, yo y mi hijo, sin tener que pagar dos veces. Pero eso, parece ser, es demasiado pedir en este mundo que vivimos.

Luna llena y cielo estrellado en el horizonte

Tonterías aparte, me pregunté: ¿Podría importar un modelo de los que tengo escaneados en 3D y ubicarlos en un mundo mindcraftero?. Pues sí, Así fue. Tras una breve búsqueda en la red, comprobé que alguien publicó el programa que tal tarea puede hacer. Y sin dudarlo un instante importe el archivo en tresdé escaneado de una pequeña estatua africana de oscura madera (llamada coloquialmente "la negrita") que acompaña a mi familia en forma de gigantesca escultura en el escenario del juego. Los programas empleados fueron, por un lado obj2mc, es decir “Object to Minecraft” (No tan solo importa archivos con extensión .OBJ, también .PLY) para mineraftizar tu malla de polígonos, lo que luego es posible importar usando MCEdit, un editor de mundos de Minecraft, así como suena. ¿chachi no?

Este (y configurar tu servidor de forma poco segura...) era el truquito que -o casualidad justo hasta hoy mismo- funcionaba y ya no. ¡Que nos quiten lo bailao!
Así pues aquí dejo el archivo con el nuevo mundo al que me refiero, y que puedes ver en las capturas de pantalla que acompañan este texto, como obra de arte conceptual, y consciente que no debe ser ni la primera ni la última vez que algo así sucede, algo así como que un objeto de la realidad real pase a formar parte de la realidad virtual, en este caso dentro del famoso juego, intentando así poner en evidencia como la máquina, que cada vez dispone de mas recursos a su alcance para capturar, leer e interpretar la realidad, un buen día va a decidir replicar la realidad tan bien que ni nos vamos a dar cuenta.