Análisis conceptual de los nuevos territorios sociales en Criptolandia
"Cree en mí, y yo creeré en ti"
Luis Rodríguez
mekhane@vmail.me
Introducción
La explosión de criptomonedas alternativas que sigue a la implementación y crecimiento de Bitcoin y que transmuta esta hermosa sentencia matemática en unos múltiples y variados nuevos horizontes de cadena de bloques es -en mi opinión personal- un fenómeno fantástico que persigue establecer -mas allá de la simple y esencial función de almacenar el valor, tan necesario para cualquier sistema de creencias de "fe en el futuro cambio"- un entorno donde permitir el libre fuljo de intercambio de bienes y servicios en tiempos de autoridades cambiantes y dinero "oficial" escaso, si no devaluado.
Así pues encontramos una amplia variedad de cryptomonedas alternativas, algunas grande y algunas pequeñas, algunas consolidadas y otras muertas, cuando no resucitadas. Algunas tienen mucho valor -hasta con dos ceros a la derecha de nuestra moneda madre en el precio de estos días corrientes- y otras con muy poco valor -con 6 decimales de ceros antes de empezar a ver un valor real-. Algunas dicen ser como un programa de puntos de viaje, y otras representar la voluntad de soberanía de una nación que no puede comprender la propiedad de la tierra y que por lo tanto no tiene fronteras, y muchas otras "declaraciones de motivos" con las que cada iniciativa se define.
Todas tienen en común una manera de funcionar como una gran red descantralizada, una voluntad de defender cada Cadena de bloques para que nadie altere el sagrado debe haber o las cuentas compartidas, y la promesa de que pueden ser utilizados por cualquiera con voluntad de hacerlo, siendo este último activo tal vez su aspecto mas crucial en lo relativo a su precio o valor -según mi entendimiento-. Según las criptomonedas alternativas son minadas y acuñadas -algunas veces con la simple voluntad de acumulación, algunas veces con la idea de cambiarlas a Bitcoin-, podríamos establecer cierta correlación entre los recursos empleados para asegurarlas y el precio de mercado que obtienen, alcanzando mayor valor aquellas monedas con mas cantidad -y/o inteligencia- de pesados recursos computacionales -tarea que viene siendo denominada como minería-.
¿Y eso que tiene que ver conmigo?
Todo lo anteriormente expuesto puede parecer algo interesante para maravillarse y divagar, pero no se refiere al problema real que la mayor parte de las personas considera ser -en mi opinión-, el cómo cryptomonedas podrían resolver problemas del día a día. Si, por ejemplo, un grupo de personas decidiera comenzar a usar una cryptomoneda de su elección para comenzar a hacer transacciones comunes, estos mismos crean de alguna manera un entorno local donde el valor correspondiente a cada activo realmente disponible -bien o servicio- queda definido por este grupo de usuarios. El primer problema es encontrar un volumen inicial de monedas necesario para comenzar el intercambio, pero esto no es un problema crítico una vez accedes a los lugares de intercambio o mercados online y así "comprando" monedas. Lo segundo es establecer el valor de las cosas.
Es por todos conocido que el contrato social empleado para un cierto método de medición del valor esta basado en la pura fe y enmarcado en un sistema de creencias determinado. Así pues la fe en la posibilidad de intercambio en un futuro (cercano y lejano) -por algo de valor- consiste en el alma de su precio. Pero volvamos a los pioneros en adoptar estos sistemas de intercambio que estaban justo por decidir algo razonable para el precio de las cosas. Puede ser que no sea posible operar con el precio de mercado de las monedas porque una de las razones que les llevan a adoptar esta tecnología es la falta de dinero oficial.
La salida fácil: Valor por consentimiento.
Por otro lado, es también de conocimiento común esta simple pero mas relevante de lo que parece ecuación:
1 = 1
Así pues es posible que se acuerde que, para hacer las cosas mas fáciles, hagamos una especie de correlación entre valor oficial pero empleando algún tipo de activo digital para transferir el valor entre seres humanos. Hemos visto esto suceder antes y es probable que suceda en el futuro. Hablaré después sobre esto.
El modelo de "República Bananera".
Esto puede ser una buena solución para comenzar pero puede llevar a un punto delicado una vez esta economía este en marcha. El valor de Bitcoin en relación con la cryptodivisa empleada determinará la resistencia de esta economía local a amenazas externas que busquen sabotear la viabilidad del sistema, o simplemente aprovecharse mediante usurpación de valor, bienes o servicios. Sería similar a un modelo FIAT internacional donde existe una moneda fuerte, como fuera el Euro o el Dolar Estadounidense que en algunos entornos -por ejemplo países con economías mas débiles- pueden comprar todo lo disponible empleando pocas monedas, debido a su posición dominante en cualquier sistema de intercambio.
La diferencia inherente respecto a las monedas soberanas (quizás ya no tan soberanas desde que son incluidas en el mercado monetario internacional) consiste en que los lugares de intercambio suelen estar monopolizados y ser controlados por una autoridad central, siendo posible para este sistema regular la cantidad de conversión desde y hacia otras monedas, por lo tanto pudiendo tener cierta capacidad de defensa frente ataques masivos económicos en una situación hostil. Esta forma de defensa, referida a la Cadena de Bloques, simplemente va contra su misma naturaleza.
Así que tenemos un grupo feliz de usuarios, intercambiando bienes y servicios en una red local de confianza. Pueden estar seguros de que las cuentas no serán alteradas -a diferencia de lo que podría suceder en una base de datos centralizada-. La Cadena de Bloques es una cosa maravillosa. También pueden estar seguros de que su dinero esta realmente en su cartera, y no en un servidor externo. Todo irá bien mientras que los participantes estén obteniendo y ganando sus monedas de una fuente común establecida (huele a centralización ¿no es así?), y los precios relativos a los activos locales se mantengan estables y controlados, ajenos a los movimientos de valor de intercambio en los mercados online de divisas.
Así pues nos encontramos una vez mas con el recurrente problema del paradigma de la falta de confianza. Si cualquiera de los usuarios locales y pioneros en adoptar esta maravillosa tecnología decide romper el acuerdo existente y comienza a introducir "dinero barato" en el circulo local -tan barato como la diferencia de valor entre ciertas monedas-, dinero que ha sido obtenido en intercambios externos sin el consentimiento del resto de usuarios, el equilibrio de dicha incipiente economía podría ser alterado de forma sustancial de manera sencilla. Es en mi opinión un camino sin salida, supongo yo que debido a que la voluntad de controlar lo que no puede ser controlado no debiera ser la mejor aproximación al problema, y -aún- no se me ocurre una vía alternativa.
Una verdad simple sobre el valor: El tiempo dirá.
Pero y si pensamos de forma opuesta acerca del valor de las monedas, y nos damos cuenta que el presente es una cosa, el futuro cercano otra, y el futuro lejano otra bien distinta. Y así como lo que "no parecía una idea tan buena" ayer podría ser considerada "una buena cosa a hacer" hoy, ya que tras el colapso de cualquiera de estas hipotéticos experimentos sociales en marcha pudiera suceder, este puñado de creyentes encuentran que -solo en un remoto quizás o tal vez escenario- el puñado de monedas que guardan en sus dispositivos electrónicos vale mucho mas de lo que pensaban. Quien sabe.
Este trabajo es publicado bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento - No Comercial - Compartir Igual - 4.0 Internacional.
Gran Canaria, Noviembre 2015.
Gran Canaria, Noviembre 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario