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2 abr 2014

El engaño de la factura de la electricidad - ¿Qué son las energías renovables?

La electricidad es cultura y civilización. Sin electricidad simplemente vivimos de otra manera. Es pues un pilar básico de nuestra sociedad, y el acceso racional a la misma debiera ser un derecho fundamental del ser humano, tantas veces pisoteado. Hace ya tiempo que veo el gran engaño en lo relativo al cómo, cuánto y a qué precio disponemos de la electricidad. Expondré a continuación el quid de la cuestión:

El agua, a diferencia de la electricidad, tiene masa, volumen y además es incompresible. Es decir, cuando hay una cierta cantidad de agua en un estanque y se la deja bajar para llegar a otro estanque, la que ahora esta abajo antes estaba arriba. Parece lógico y sencillo, pero es necesario remarcarlo para comprender esta argumentación: El agua se puede contar, medir en unidades de masa. Por lo tanto, en la factura del agua nos llega un volumen, generalmente en metros cúbicos (m3) y medido en el contador a un precio determinado. Hasta aquí correcto.

Lo no esta bien es extrapolar esta manera de contar el consumo de agua al campo de la electricidad. La corriente eléctrica es algo totalmente distinto. Digamos que, o hay electricidad, o no hay electricidad en absoluto. O está o no está. Producción y consumo deben estar equilibrados, es decir, toda la electricidad que podemos crear de manera simultanea, por ejemplo en la central eléctrica - que no es sino un gigantesco motor que usa combustible -, toda esa potencia electrica debe ser consumida de forma instantánea. El trabajo de mantenimiento de la red consiste esencialmente en mantener el equilibrio, el "debe haber".

Si introducimos demasiada electricidad en la red, ya sea en la de todos los ciudadanos o en un pequeño circuito casero, y no la consumimos, es probable que las estaciones transformadas se rompan en el primer caso, o se fundan los fusibles (que pueden ser fundidos) en el segundo. En ámbos se produce el colapso del sistema. Si sobra electricidad, hay que "descargarla" a tierra.

Por otro lado, si solicitamos demasiada electricidad a la red y esta no puede suministrarla, el sistema también colapsa. En verano, cuando todo el mundo enchufa sus potentes máquinas refrigeradoras, y en invierno cuando todo el mundo enchufa sus radiadores, se producen los picos de consumo, y puede ser que "se vaya la luz". Esto es porque la correcta gestión de la electricidad obliga a "podar el árbol eléctrico" por zonas, sectores y horas, dejando sin luz a unos cuantos por turnos, hasta que se normaliza el consumo.

Considero maquiavélico el haber ideado un sistema de "contadores eléctricos" - eso es una falacia, se llaman medidores de diferencial de potencial y tan solo miden la diferencia de potencia que hay entre los cables-. Me parece como si quisieran reírse de nuestra ignorancia sobre el funcionamiento de las cosas, y de paso sacar la máxima tajada.

En el sistema eléctrico hay producción, distribución y consumo. El equilibrio y la gestión lo es todo. No existe tal cosa como una cantidad de electricidad que uno consume o no. La red puede ser grande o pequeña, pero debe haber equilibrio siempre. Esta naturaleza nada tiene que ver con el agua y su con su distribución.

Respecto a la producción de la electricidad, puede ser centralizada o descentralizada. Puede provenir de fuentes no renovables, es decir, que se van acabando y hay que buscar mas, como gasolina, gasoil, nuclear y lo que quiera que se pueda gastar como combustible; o puede ser renovable, es decir, que no se gasta mientras esta en marcha. Suele contemplarse como tales la solar y la eólica, pero las turbinas de agua en cursos constantes son formas de energía renovable anteriores, y hay muchas maneras de obtener electricidad de forma renovable, como son los míticos generadores eléctricos a base de imanes, o los que aprovechan la marea para obtener fluido eléctrico, o tantos otros medios que deben estar encerrados en algún oscuro sótano.

La distribución consiste en hacer llegar la electricidad al usuario. Torres de alta tensión y transformadores conforman el paisaje de una producción centralizada. El consumo es el equivalente a las células del árbol donde se produce la fotosíntesis, o los alvéolos de los pulmones dónde se intercambia el oxigeno y el dióxido de carbono. Son el objeto y sentido de la red.

Mientras sigamos centrando la discusión en si es ecológico o no (los coches eléctricos son, a mi juicio, nada ecológicos ya que al enchufarlos a la red eléctrica pierdes el control del origen de la electricidad), si es renovable o no, perdemos de vista el verdadero problema:

¿Cuanto cuesta hacer la electricidad?¿Cuanto cuesta mantener la red de distribución? ¿Cuanto dinero ganan las compañías eléctricas por el camino? ¿Hasta cuando nos van a seguir engañando con cifras de 8 y mas decimales -que es el factor para multiplicar el kWh -, síntoma inequívoco de que oscuros intereses se disfrazan detrás de la apariencia matemática? El conocimiento es poder.

6 dic 2011

Memoria de las piedras

En el sur de Gran Canaria han excavado recientemente un conjunto de casas cercano a la costa. Las piedras tienen memoria. Aún nos falta perfeccionar el acceso al archivo. Un lugar mágico. Trátelo como tal.

25 nov 2011

Porqué las imágenes en GoggleEarth de los polos son censura disfrazada de ciencia

Hace muchos años un buen amigo me hablo de la tierra hueca. Una teoría según la cual la Tierra tendría un "paraiso terrenal" en el interior y un sol siempre brillante. La atmósfera sería común al interior y exterior de la corteza, y los polos, conexiones entre estos mundos. Por aquel entonces pensé que se había vuelto loco. Ahora creo que el loco era yo.

Dejando de lado este apasionante tema, el cual espero tener oportunidad de comentar en el futuro, este artículo viene a explicar porqué las imágenes que muestra el programa GoogleEarth en ambos casquetes polares son -en mi opinión- una interpretación artística, con rancio olor a tecnicismo opaco, de lo que bien podríamos llamar por su nombre: Censura.

Todos quedamos maravillados al ver las "imágenes del satélite" que la legión de trabajadores de google montaba artesanalmente para nuestro deleite. En Nueva York me entretenía observando las fugas que marcaban los "recortes". Los satélites pasaron a ser avionetas a baja altura, y la labor de montaje aún mayor. Un trabajo de hormigas que no hace sino aumentar. Verdaderas obras de arte de nuestro tiempo.
Ejemplo de área de montaje con fugas "curiosas"

Ahora veamos unas nociones básicas de perspectiva. Cuando fotografías una esfera, (aun cerca del suelo) las fugas siempre van "hacia las esquinas del cuadro". Es decir, los volúmenes que sobresalgan del plano (o mejor dicho, del curvo) tendrán fuga respecto al punto donde la imagen es perpendicular.

Esquema proyección sobre una superficie curva y fugas.

Google monta las diversas imágenes disponibles, y es lógico que, en los perimetros, aparezcan incongruencias.

 Esquema de dos tomas y área de montaje.

Si la imagen que estuviéramos observando modelizada sobre una "esfera" (perdón, que hay valles y montañas...) en 3d  fuera una sola toma, desde muy lejos, que abarcara la totalidad de la esfera las fugas serían congruentes, y por lo tanto es lógico que, al montarla debamos "juntar las lineas" en los perimetros ante la falta exponencial de información.

Una imagen tomada y posteriormente montada sobre la esfera virtual.


Si esa toma la hacemos girar respecto a la esfera, en órbita, desaparecería la falta de información en ese plano y obtendríamos una representación gráfica justo en el modo en que aparecen ambos casquetes polares ilustarados en GoogleEarth.

Dos imágenes montadas, el área sin tomar se reduce a "los polos" del ecuador órbita de la "cámara".

Por lo tanto, si opinamos que los dibujos de los casquetes polares son mejor manera de representar esa parte del territorio, o quizás algo que obedece a causas "técnicas", estamos locos. No existe razón lógica alguna, al menos desde mis rudimentarios pero sólidos conocimientos de geometría descriptiva, para sustentar tal postura.

Como si no hubieran suficientes satélites orbitando el planeta. Como si no pudieran volar los aviones (creo que no lo permiten los militares y sus secretos). Huele a "tecnócracia dogmática". Nada mas legos del sentido común, y sin embargo tan fuertemente inculcado en nuestra mente que ni lo vemos. Da miedo y risa a la vez.

No sé si la tierra es hueca o no, pero sí se que el dibujo de los casquetes es un montaje cutre, un insulto a la razón. Como el colapso de las torres gemelas, y como tantas otras cosas.

14 feb 2010

El paradigma de Tindaya (en el siglo XXI)

Yo pasé gran parte de mi infancia y toda mi adolescencia pisando la isla de Gran Canaria. Descubrí en ella un gran jardín donde explorar rincones y gentes. Porque como suele decirse, nuestros barrancos y montañas son un infinito interior, que se amplía una y otra vez en cada rincón, un territorio plegado que no se corresponde a la manera de pensar en el plano.

Gente del llano y de la montaña, y sobre todo del océano que envuelve y baña la costa, vivo en sus mareas y creador de un espacio de evasión física y mental como pocos otros elementos pueden llegar a ser para la experiencia humana.


Y es que nuestra tierra y los que la pisamos siempre enfrentamos un conflicto de intereses, y no pocas veces tomamos partido sin poder conocer la realidad de las cosas. En este artículo -dejando de lado muchos otros lugares y momentos que merecen atención- me gustaría centrar el texto en el Paradigma de Tindaya -como mi tío Jose Miguel lo llamó en muchas ocasiones- y así intentar arrojar algo de luz en la sagrada y maldita montaña.

Tindaya no es un lugar muy diferente a muchos otros enclaves isleños. Pertenece a esa categoría de lugares que, estando demasiado lejos y a la vez demasiado cerca constituyen el "frente" de la batalla urbanística y del conflicto de intereses. Estos lugares se cuentan a miles en la geografía isleña y -aunque desconocidos para la masa-, una vez los pisas no puedes evitar pensar: "que pena siento en el alma". Intentaré no irme por las ramas.

La montaña aparece por casualidad en la vida de mi buen tío. Desconozco cómo sucedió pero me lo puedo imaginar. Pongámonos en situación: Corren los años noventa, y a ambos lados de la montaña ya están adjudicadas unas licencias para la extracción "a cielo abierto" de piedra (es decir, explotación comercial y comida de montaña) con derechos para décadas. Este hecho -es decir, el punto de partida de la montaña condenada por el interés económico de empresario y comunidad- suele ser el gran olvidado en boca de todos cuando se habla de Tindaya. Y es en mi opinión un asunto clave para la comprensión de lo que estaría por suceder.

¿Qué hacer para cambiar este negro futuro en tan grandiosa obra del paisaje majorero?. El arquitecto meditó, meditó un poco mas y seguramente volvió a meditar (y es que antes los arquitectos incluso pensaban y no solo firmaban). La idea se presento con claridad y sencillez, como toda buena idea: Excavemos el interior de la montaña extrayendo el mismo volumen de piedra que la concesión establece con derecho al empresario.

La decisión de implicar a un artista de conocido renombre para la "escultura" no fue en mi opinión lo mas acertado. Si nuestro querido Cesar hubiera estado en activo quizás la suerte hubiera cambiado, pero el mero pensamiento es una pérdida de tiempo. El caso es que Chillida "tuvo un sueño" (titular de la época tampoco muy acertado, en mi modesta opinión).

En este momento de la historia sucede el punto de inflexión. Como en una campana de Gauss, hemos alcanzado la parte mas alta en cuanto a valor existencial se trata, y lo siguiente será una oscura nube de vuelta al suelo. Son años dorados del boom urbanístico los que están por suceder. Vale, la montaña "no la tocamos", pero... ¿Porqué no cambiar esas áreas protegidas y viviendas preexistentes legalizadas por una o varias bonitas urbanizaciones? ¿Y porqué no un parque de atracciones?

No recuerdo qué fue primero y qué después. El chanchullo urbanístico, "tirar de la manta", ecologistas manipulados en contra del proyecto *[1], y un largo etcétera que continúa en la actualidad con indemnizaciones millonarias al empresario de la concesión cuya labor fue paralizada ilegalmente. En fin, sí sé que mi tío dimitió nada mas detectar que los intereses eran del todo infranqueables.

Y lo cierto es que si uno pasea por Tindaya diría que no ha cambiado tanto en esta década. De alguna manera la problemática ha quedado aplazada, y parece que lo único en juego es dinero (o sea, fe) y no piedras. ¿Habremos cambiado nosotros?

Los documentos e imágenes que acompañan este texto son propiedad del Gabinete PRAC. Visita el Archivo Digital de Jose Miguel. El texto es la opinión personal del autor del blog. 

*[1] Ruego no sentirse aludido si en el profundo uso de la creencia, con la cual comulgo, de que la naturaleza es guía y modelo de toda la creación, equilibrio y respeto, pueda uno autodenominarse Ecologísta, y si así fuera el caso, sentirse aludido sí y solo sí, descuidándose de no conocer la radical (de raíz) primera premisa del paradigma-, simplemente abrazara una religión mas, sin embargo en este caso en el sillon de la hipocresía. Recordemos a nustro hermano Bob Marley. En ese caso no seríamos mas que peones del mismo juego, y de los mismos oscuros intereses.

Antecedentes de referencia y próxima actualidad: "Salvar Veneguera": Mientras se merendaban nuestra "Microred de Enclaves Naturales entre Playas Artificiales y Hoteles de Lujo" en la costa del Sur, desde Arguineguín hasta el mismisimo Veneguera (porque carretera no había, y ahora sí la hay... reservada.), nosotros "bailábamos al son de la música". Según la prensa oficial, no se que empresa le compra a no se que Banco, a diecimucho de Febrero de 2014, la parte que tenía de "la finca de Veneguera". Por sus "acciones" los conoceréis.