La electricidad es cultura y civilización. Sin electricidad simplemente vivimos de otra manera. Es pues un pilar básico de nuestra sociedad, y el acceso racional a la misma debiera ser un derecho fundamental del ser humano, tantas veces pisoteado. Hace ya tiempo que veo el gran engaño en lo relativo al cómo, cuánto y a qué precio disponemos de la electricidad. Expondré a continuación el quid de la cuestión:
El agua, a diferencia de la electricidad, tiene masa, volumen y además es incompresible. Es decir, cuando hay una cierta cantidad de agua en un estanque y se la deja bajar para llegar a otro estanque, la que ahora esta abajo antes estaba arriba. Parece lógico y sencillo, pero es necesario remarcarlo para comprender esta argumentación: El agua se puede contar, medir en unidades de masa. Por lo tanto, en la factura del agua nos llega un volumen, generalmente en metros cúbicos (m3) y medido en el contador a un precio determinado. Hasta aquí correcto.
Lo no esta bien es extrapolar esta manera de contar el consumo de agua al campo de la electricidad. La corriente eléctrica es algo totalmente distinto. Digamos que, o hay electricidad, o no hay electricidad en absoluto. O está o no está. Producción y consumo deben estar equilibrados, es decir, toda la electricidad que podemos crear de manera simultanea, por ejemplo en la central eléctrica - que no es sino un gigantesco motor que usa combustible -, toda esa potencia electrica debe ser consumida de forma instantánea. El trabajo de mantenimiento de la red consiste esencialmente en mantener el equilibrio, el "debe haber".
Si introducimos demasiada electricidad en la red, ya sea en la de todos los ciudadanos o en un pequeño circuito casero, y no la consumimos, es probable que las estaciones transformadas se rompan en el primer caso, o se fundan los fusibles (que pueden ser fundidos) en el segundo. En ámbos se produce el colapso del sistema. Si sobra electricidad, hay que "descargarla" a tierra.
Por otro lado, si solicitamos demasiada electricidad a la red y esta no puede suministrarla, el sistema también colapsa. En verano, cuando todo el mundo enchufa sus potentes máquinas refrigeradoras, y en invierno cuando todo el mundo enchufa sus radiadores, se producen los picos de consumo, y puede ser que "se vaya la luz". Esto es porque la correcta gestión de la electricidad obliga a "podar el árbol eléctrico" por zonas, sectores y horas, dejando sin luz a unos cuantos por turnos, hasta que se normaliza el consumo.
Considero maquiavélico el haber ideado un sistema de "contadores eléctricos" - eso es una falacia, se llaman medidores de diferencial de potencial y tan solo miden la diferencia de potencia que hay entre los cables-. Me parece como si quisieran reírse de nuestra ignorancia sobre el funcionamiento de las cosas, y de paso sacar la máxima tajada.
En el sistema eléctrico hay producción, distribución y consumo. El equilibrio y la gestión lo es todo. No existe tal cosa como una cantidad de electricidad que uno consume o no. La red puede ser grande o pequeña, pero debe haber equilibrio siempre. Esta naturaleza nada tiene que ver con el agua y su con su distribución.
Respecto a la producción de la electricidad, puede ser centralizada o descentralizada. Puede provenir de fuentes no renovables, es decir, que se van acabando y hay que buscar mas, como gasolina, gasoil, nuclear y lo que quiera que se pueda gastar como combustible; o puede ser renovable, es decir, que no se gasta mientras esta en marcha. Suele contemplarse como tales la solar y la eólica, pero las turbinas de agua en cursos constantes son formas de energía renovable anteriores, y hay muchas maneras de obtener electricidad de forma renovable, como son los míticos generadores eléctricos a base de imanes, o los que aprovechan la marea para obtener fluido eléctrico, o tantos otros medios que deben estar encerrados en algún oscuro sótano.
La distribución consiste en hacer llegar la electricidad al usuario. Torres de alta tensión y transformadores conforman el paisaje de una producción centralizada. El consumo es el equivalente a las células del árbol donde se produce la fotosíntesis, o los alvéolos de los pulmones dónde se intercambia el oxigeno y el dióxido de carbono. Son el objeto y sentido de la red.
Mientras sigamos centrando la discusión en si es ecológico o no (los coches eléctricos son, a mi juicio, nada ecológicos ya que al enchufarlos a la red eléctrica pierdes el control del origen de la electricidad), si es renovable o no, perdemos de vista el verdadero problema:
¿Cuanto cuesta hacer la electricidad?¿Cuanto cuesta mantener la red de distribución? ¿Cuanto dinero ganan las compañías eléctricas por el camino? ¿Hasta cuando nos van a seguir engañando con cifras de 8 y mas decimales -que es el factor para multiplicar el kWh -, síntoma inequívoco de que oscuros intereses se disfrazan detrás de la apariencia matemática? El conocimiento es poder.
El agua, a diferencia de la electricidad, tiene masa, volumen y además es incompresible. Es decir, cuando hay una cierta cantidad de agua en un estanque y se la deja bajar para llegar a otro estanque, la que ahora esta abajo antes estaba arriba. Parece lógico y sencillo, pero es necesario remarcarlo para comprender esta argumentación: El agua se puede contar, medir en unidades de masa. Por lo tanto, en la factura del agua nos llega un volumen, generalmente en metros cúbicos (m3) y medido en el contador a un precio determinado. Hasta aquí correcto.
Lo no esta bien es extrapolar esta manera de contar el consumo de agua al campo de la electricidad. La corriente eléctrica es algo totalmente distinto. Digamos que, o hay electricidad, o no hay electricidad en absoluto. O está o no está. Producción y consumo deben estar equilibrados, es decir, toda la electricidad que podemos crear de manera simultanea, por ejemplo en la central eléctrica - que no es sino un gigantesco motor que usa combustible -, toda esa potencia electrica debe ser consumida de forma instantánea. El trabajo de mantenimiento de la red consiste esencialmente en mantener el equilibrio, el "debe haber".
Si introducimos demasiada electricidad en la red, ya sea en la de todos los ciudadanos o en un pequeño circuito casero, y no la consumimos, es probable que las estaciones transformadas se rompan en el primer caso, o se fundan los fusibles (que pueden ser fundidos) en el segundo. En ámbos se produce el colapso del sistema. Si sobra electricidad, hay que "descargarla" a tierra.
Por otro lado, si solicitamos demasiada electricidad a la red y esta no puede suministrarla, el sistema también colapsa. En verano, cuando todo el mundo enchufa sus potentes máquinas refrigeradoras, y en invierno cuando todo el mundo enchufa sus radiadores, se producen los picos de consumo, y puede ser que "se vaya la luz". Esto es porque la correcta gestión de la electricidad obliga a "podar el árbol eléctrico" por zonas, sectores y horas, dejando sin luz a unos cuantos por turnos, hasta que se normaliza el consumo.
Considero maquiavélico el haber ideado un sistema de "contadores eléctricos" - eso es una falacia, se llaman medidores de diferencial de potencial y tan solo miden la diferencia de potencia que hay entre los cables-. Me parece como si quisieran reírse de nuestra ignorancia sobre el funcionamiento de las cosas, y de paso sacar la máxima tajada.
En el sistema eléctrico hay producción, distribución y consumo. El equilibrio y la gestión lo es todo. No existe tal cosa como una cantidad de electricidad que uno consume o no. La red puede ser grande o pequeña, pero debe haber equilibrio siempre. Esta naturaleza nada tiene que ver con el agua y su con su distribución.
Respecto a la producción de la electricidad, puede ser centralizada o descentralizada. Puede provenir de fuentes no renovables, es decir, que se van acabando y hay que buscar mas, como gasolina, gasoil, nuclear y lo que quiera que se pueda gastar como combustible; o puede ser renovable, es decir, que no se gasta mientras esta en marcha. Suele contemplarse como tales la solar y la eólica, pero las turbinas de agua en cursos constantes son formas de energía renovable anteriores, y hay muchas maneras de obtener electricidad de forma renovable, como son los míticos generadores eléctricos a base de imanes, o los que aprovechan la marea para obtener fluido eléctrico, o tantos otros medios que deben estar encerrados en algún oscuro sótano.
La distribución consiste en hacer llegar la electricidad al usuario. Torres de alta tensión y transformadores conforman el paisaje de una producción centralizada. El consumo es el equivalente a las células del árbol donde se produce la fotosíntesis, o los alvéolos de los pulmones dónde se intercambia el oxigeno y el dióxido de carbono. Son el objeto y sentido de la red.
Mientras sigamos centrando la discusión en si es ecológico o no (los coches eléctricos son, a mi juicio, nada ecológicos ya que al enchufarlos a la red eléctrica pierdes el control del origen de la electricidad), si es renovable o no, perdemos de vista el verdadero problema:
¿Cuanto cuesta hacer la electricidad?¿Cuanto cuesta mantener la red de distribución? ¿Cuanto dinero ganan las compañías eléctricas por el camino? ¿Hasta cuando nos van a seguir engañando con cifras de 8 y mas decimales -que es el factor para multiplicar el kWh -, síntoma inequívoco de que oscuros intereses se disfrazan detrás de la apariencia matemática? El conocimiento es poder.